Este año es un desmadre, hemos llegado a pagar la pieza a 125 euros cuando hace diez estaba a 20», explica Laura Méndez. Es la bisnieta de Amadora Rodríguez Potí, la primera de una saga de cocineras que ya va por la cuarta generación. Laura, su madre Puri Fernández y su abuela Pilar Blanco están al frente del decano de los restaurantes de Tui, El Molino. Es uno de los templos de la lamprea y cumple 75 años. «Siempre son ejemplares del Miño y los compramos a un pescador de confianza. La que más sale es a la bordelesa, que es la cocinada en su propia sangre y se prepara con la misma receta que ya empleaba mi bisabuela», explica Laura.
El precio no es obstáculo para quien quiere disfrutar del pescado más feo del mundo, pero que para muchos es un auténtico manjar. «Todo lo que conseguimos se vende, tenemos mucho cliente fijo que viene ex profeso a por la lamprea», indican. Hace un año parecía que el precio ya había tocado techo, pero no fue así. «Entonces llegamos a pagarla a 100 euros, pero este año se disparó, por lo que la pieza para cuatro personas ha llegado a los 180», indican. Hace poco era preciso reservar con una semana de antelación, aunque ahora llega con dos días.La escalada en el precio del vampiro marino, apreciado por unos y denostado por otros, subió de forma proporcional a la caída de capturas, según los datos de la plataforma Pescadegalicia.gal. La línea siempre fue ascendente, pero fulminó su histórico disparándose hasta en un 55 % respecto a la pasada temporada. Según el portal de la Xunta, el precio medio de la lamprea vendida en la lonja de A Guarda hace una década era de 7,14 euros y ahora es de 68,48; el mínimo pasa de 1,90 a 30 en el mismo período y la pieza que ahora cotiza al máximo de 105 euros no habría pasado de los 20 entonces.
Las capturas, al contrario, han entrado en caída libre. Aunque para algunos sectores solo se trata de un mal año y los tiempos en el mar siempre son cíclicos, según el registro de la Xunta, los kilos que pasan por lonja han adelgazado considerablemente. La progresión es casi continua. De los 22.969 kilogramos de hace una década se pasó a 2.956 en el 2023, con un quiebro importante en el 2017, cuando solo se capturaron 6.000. En el ejercicio anterior y el siguiente se pesaron 17.600 y 19.682 kilos, respectivamente. En lo que ha avanzado la campaña, que discurre entre el 2 de enero y el 15 de abril, han pasado por lonja un total de 1.379 kilos que supusieron un importe de 94.440 euros en conjunto.
Los precios son récord histórico porque hay muy poca, pero de muy buena calidad. Además, la lamprea es uno de los pocos pescados que se venden por pieza y no por kilo. Las de más de 1.200 gramos salió a 100 o 105 euros y la de menos de 1,2, a unos 65. La reclamación del sector es que se venda por peso, como las demás especies y, además, que se subaste.
Entre las preocupaciones de los profesionales está la falta de denominación de origen. La llegada de la lamprea francesa hace que se desplomen los precios, pero sin saber la procedencia del producto por el que se paga. La que viene del país vecino se llega a vender como si fuera del Miño.